JUNIO SERÁ EL MES ARTEMISIO
Así es, durante todo el mes de
junio retrocederemos al siglo XVII y nos centraremos en una de sus mayores
representantes, Artemisia Gentileschi (1593-1656).
Después de dos grandes transgresoras
contemporáneas como son Remedios Varo (Enero) y Maruja Mallo (Marzo), nos
movemos en el tiempo hacia un barroco clásico, clasicista y jerarquizado en el
que Artemisia tuvo que buscar sus propios artificios para contar, desde el
cumplimiento de las condiciones de su oficio, aquello que su sensibilidad
femenina le pedía.
Artemisia nació en Roma en el seno
de una familia de artistas. Crece rodeada de grandes maestros del momento y es
la primera mujer en incorporarse a la florentina Accademia di arte del dissegno. Aunque pueda parecer que la
situación de la mujer estaba normalizada como trabajadora, nada más lejos de la
realidad. Su presencia en los distintos oficios estaba aceptada como una
excentricidad y no se consideraba una aportación más allá de la mera ocupación
del tiempo.
El caso de Artemisia no será una
excepción a pesar la calidad de sus cuadros. Aunque hemos de reconocer que su
obra fue valorada y reconocida por sus coetáneos, disfrutando de una relativa prosperidad en
la profesión que le valió numerosos encargos.
Artemisia quedó huérfana de madre a
la temprana edad de 12 años y vive desde ese momento con su padre y sus tres
hermanos. Todos entran como aprendices en el taller del padre (Orazio Gentileschi)
y, desde el principio, su capacidad se manifiesta superior a la de sus hermanos
e incluso, a la del propio maestro.
Sus obras fueron olvidadas durante
quinientos años hasta que se recuperaron en la década de los setenta del siglo
XX. A Artemisia se le reconoce técnicamente como caravaggista e históricamente como la primera feminista declarada que
utilizó su pintura para reflejar sus propias ideas y sentimientos.
Esta semana nos centraremos en su
etapa romana, en la que da sus primeros pasos como artista y que acaba brutalmente
a los 17 años con un suceso que cambiará por completo su existencia.
Os dejamos con la primera obra que
firmaría Artemisia, “Susana y los viejos” en la que nos representa una historia
bíblica (Antiguo Testamento – Libro de Daniel) en la que una joven es asaltada
durante su baño por dos ancianos que la obligan a mantener relaciones sexuales
bajo la amenaza de acusarla de adulterio, pena que se pagaba con la propia
vida.
Esta escena había sido representada
hasta entonces por numerosos artistas. La diferencia en el caso de nuestra
artista es que lo hace con un prisma femenino, en el que se percibe el asco y
desagrado que ambos hombres producen en la joven, a quienes rechaza con
entereza a pesar de las graves consecuencias de hacerlo.
Si nos fijamos el #noesno o el #metoo
de nuestra historia más reciente es un fracaso que la Humanidad lleva
arrastrando desde tiempos inmemoriales. Es una lástima que hayan pasado
tantísimos años desde entonces y que sigan dándose estas actitudes rapaces por
parte de ciertos hombres.
Disfrutad de la semana y de Artemisia!
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