ARTEMISIA EN FLORENCIA
LA ARTISTA CRECE
En el primer post que dedicamos a Artemisia Gentilechi
resaltamos un hecho que va a marcar su vida de manera drástica.
Con tan solo diecisiete años, Artemisia será reiteradamente
violada por su propio maestro, amigo íntimo de su padre (su nombre no merece
ser escrito). Con argucias y la complicidad de otros adultos, el “maestro”
consigue convencer a Artemisia de casarse con ella para conseguir mantener esta
situación. Artemisia está completamente indefensa. Aquel matrimonio sería imposible, él ya estaba casado.
Es la desaparición de un cuadro del taller, lo que hace que
el padre de Artemisia reaccione y termine buscando justicia ¿para su hija? La
pesadilla no ha hecho más que comenzar, ya que la joven es sometida a numerosas
pruebas con las que se pretendía demostrar la veracidad de su testimonio, entre
otras, la tortura y un examen ginecológico en público con el que demostrar que
ya no era virgen.
El juicio que se prolonga un año, tiempo durante el cual
Artemisia debe permanecer recluida en casa ya que era públicamente humillada
cada vez que la reconocían, termina cuando el padre levanta los cargos ante la
devolución del cuadro desaparecido.
Todas las vejaciones por las que ha pasado la joven han sido
completamente en vano y Artemisia no consigue la declaración de su inocencia. Me
pregunto qué clase de juicio es aquel en el que la víctima debe demostrar su
inocencia.
Tras el escándalo, Orazio acuerda un matrimonio de
conveniencia para su hija con un pintor de Florencia. Por eso, Artemisia
termina residiendo en esta ciudad, lo que le permite la oportunidad
de ser reconocida profesionalmente.
En Florencia, Artemisia consigue lo que ninguna mujer había
hecho hasta el momento, ser miembro de la famosa Academia de la ciudad, aunque
ello le supuso una tensa relación con su marido.
A lo largo de esta semana, presentaremos algunas obras de
esta época cuyos claros y oscuros personales se sucedieron de manera vertiginosa. Por un lado,
conoce y disfruta de la amistad de Galileo Galilei, Cosme II de Médici y dibuja
numerosos encargos para famosas e ilustres personalidades. Pero, por otro,
tiene que aguantar los celos profesionales y la infidelidad de su marido, el
desprecio de muchos de sus colegas de profesión y la vergüenza de su pasado
romano que la persigue incansable.
Aun así, Artemisia conseguirá mantener a su pequeña Palmira
y salir adelante sin ayuda ninguna. Gracias, Artemisia, eres toda una
inspiración!
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