Graciela Iturbide, vuelvo a México

Colección Los que viven en la arena.
Desierto de Sonora, México 1979

No hay duda de que cuando elegimos arte hay una parte de nosotros mismos en la elección, porque nos quedamos prendados por aquello que nos mueve por dentro.
Eligiendo mujeres fotógrafas encontré a Graciela Iturbide, a la que no conocía, pero fue inevitable quedarme prendada, pues me trajo de nuevo el ambiente de un México que conozco bien, porque lo viví y lo fotografié sin dejar de salir de mi asombro durante cuatro años.

Desierto de Sonora. Colección: Los que viven en el desierto
Graciela Iturbide, 1979


Graciela comenzó su carrera fotográfica en el Desierto de Sonora, México, en el mismo desierto en el que yo fui alumna del fotógrafo Memo Moreno, y donde trabajé como fotógrafa precisamente en la asociación Lutisuc, que trabaja  facilitando proyectos productivos con los mismo indígenas a los que fotografió Graciela.
Quizás Memo Moreno y ella se conozcan, seguro que sí. Tengo que averiguarlo...

Así que tuve que colarla, no podía hacer otra fotógrafa antes, estaba secuestrada por esta idea, hay tanto paralelismo entre nosotras, no podía dejar de ver fotos suyas, y me vuelven loca.




Y como la vida es así, lo primero que descubrí al empezar a investigar es que La Fabrica acaba de editar un libro sobre su vida, Iguana Lady, un libro maravilloso en formato cómic, aún calentito, recién salido de imprenta. Estaba destinada a escribir sobre ella, no tengo duda.

Así que con abril vuelvo a México, ¡qué ganas!

Graciela Iturbide

Graciela nació en Ciudad de México en 1942, se casó muy joven, pero una desgracia familiar (la muerte de su pequeña hija) le alejó de la vida convencional a la que estaba destinada. La cámara fue su salvavidas, comenzó a hacer fotos para buscar su consuelo, para conocerse a sí misma, para sobrevivir a la pena.

"Elijo la fotografía por encima de la tradición. Me convierto en la oveja negra de la familia. Así es como encuentro mis otros yoes. Eligiendo quien seré" Graciela Iturbide, Iguana Lady

En el año 1970, asiste a una clase de Manuel Álvarez Bravo, y después de esa experiencia se convierte en su achichincle, su ayudante.



"Don Manuel tiene un sentido poético del tiempo. No prepara momentos para fotografiarlos. Espera" Graciela Iturbide, Iguana Lady

Su primer viaje, Desierto de Sonora, 1978

Su primer encargo importante como fotógrafa independiente, se lo hace el Instituto Nacional Indigenista de México,  y le lleva al calor del norte de México, allí donde viven los indígenas Seris, pueblo indígena que había vivido como nómadas hasta hacía poco.

"Yo fotografío y existo en un interregno, en el espacio donde se cruzan mundos desconocidos, reales e imaginarios.(...) Y aquí con los seris, el desierto que es su hogar tomo mi fotografía favorita y la más famosa MUJER ÁNGEL Aunque no recuerdo haberla tomado, la mujer ángel con música en la mano se ha convertido en un regalo de los áridos vientos." Graciela Iturbide, Iguana Lady

Mujer ángel. Colección: Los que viven en el desierto
Graciela Iturbide, 1979, Sonora


Los Seris

Los seris siguen viviendo en el desierto, y aunque ahora medianamente asentados, han sido siempre un tribu nómada. Son indígenas altos, orgullosos, como todos los del desierto, celosos de su cultura y su pueblo.
Viajar a conocer a los seris, internándote en el desierto es realmente un viaje a otra dimensión. La inmensidad del desierto de Sonora, el desierto florido, te hace sentir que no solo avanzas en el espacio, si no a la vez retrocedes en el tiempo. Y efectivamente, cuando llegas a Punta Chueca, ya no sabes en qué épocas estás, ni cuando has salido ni adonde has llegado, es otro universo, uno lleno de misterio y magia.
Los seris son altivos, son reservados, y mantienen una sonrisa socarrona que no sabes si te reciben felices o se ríen de como miras todo. Su asentamiento es destartalado, su forma de vida sigue pareciendo que está preparada para recoger y volver al interior del desierto a cazar el venado.
Sus adornos son realizados con los seres del mar: dientes y vértebras de pescado, conchas y conchitas y semillas del desierto. Tallan el palofierro con seres del desierto: el correcaminos, los sahuaros (cáctus gigantes), la vívora (serpiente de cascabel) y caracolas.
En Lutisuc trabajamos ayudando a desarrollar proyectos productivos relacionados con la artesanía de los indígenas, con un doble objetivo: ayudarles a tener una economía sostenible y a preservar su cultura a través de su propia tradición.


Anciana con fibra de palofierro
Fotografia de Lutisuc

Las mujeres siguen tejiendo con la fibra de la madera del palofierro, que ellas mismas deshilachan con sus dientes. Sus platos y ánforas de palofierro, son tan prietas que sirven para conservar el agua en el desierto, no se filtra. Son su artesanía más cotizada, y uno de los tesoros más preciados que traje de México, más aún porque me lo regalaron en mi despedida mis compañeras de Lutisuc. Disfruté mucho fotografiando esta artesanía para hacer el catálogo de la web de Lutisuc.

Cestería seri de palofierro



Los Seri o Comcáac ocupan desde tiempos arcaicos la costa central de Sonora, la isla del Tiburón y otras islas como San Esteban. Actualmente están concentrados en dos ejidos: Punta Chueca, en el municipio de Hermosillo, y Desemboque, en el municipio de Pitiquito. Periódicamente, y de acuerdo a los ciclos de pesca, también radican en campos pesqueros como El Sargento, las Víboras, etc.

Su territorio comprende 210.000 hectáreas, 90.000 donadas por vía ejidal y 210 por vía comunal (Isla del Tiburón).
Es un pueblo que siempre ha vivido nómada, sin dejar registros de su historia, dedicándose desde antiguo a la pesca y recolección de semillas del desierto.




Una anciana seri se acercó a mi justo antes de irme y me regaló un amuleto, y me dijo, no te preocupes, tú tendrás hijos...algún día tengo que llevarles a conocer a los seris, es un deber moral que tengo que cumplir.


Para saber más...

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